A un año del supuesto golpe de Estado

Todo el mundo ha oído hablar de la crisis desatada en Honduras a partir del 28 de junio del 2,009, día en que el presidente Zelaya fue expulsado del país. Pero el mundo no supo del origen de la crisis desatada por Zelaya al intentar imponer éste una Asamblea Nacional Constituyente que redactaría una nueva constitución política que le permitiría perpetuarse en el poder. Para justificar el cambio de Constitución había convocado una consulta electoral con vicios de ilegalidad.

El 28 de junio iba a ser el día en que la consulta se realizaría, y la inteligencia militar percibió las intenciones funestas de Zelaya, su plan para disolver el Congreso y la Corte Suprema de Justicia ese mismo día.

La Corte Suprema de Justicia dictó la orden de captura, y los militares ejecutaron parte de esa orden, pero la sorpresa fue en que en vez de remitirlo a la autoridad judicial competente los militares lo llevaron a la fuerza a Costa Rica.

Esto bastó para que la así llamada “comunidad internacional” denunciara con energía que en Honduras se había dado un golpe de Estado, y que los militares habían tomado el poder por la fuerza.

A pesar de que se explicó la base legal de la expulsión de Zelaya, y que se hizo se hizo en base a un estado de necesidad para salvar vidas humanas y proteger el orden constitucional, la opinión internacional se empecinó en calificar lo sucedido como un golpe de Estado.

Pero en un verdadero golpe de Estado se disuelve el Congreso y la Corte Suprema de Justicia, y gobierna una autoridad militar por medio de decretos-leyes, lo que en Honduras no sucedió, sino que un gobierno civil del mismo partido que Zelaya tomó la administración interina del Estado de Honduras, culminando el proceso electoral que había iniciado en el 2,008 bajo la tutela del gobierno de Zelaya.

El orden constitucional no se rompió el 28 de junio de 2009, lo único que hubo fue una sustitución del Poder Ejecutivo, incluso algunos ministros de Zelaya continuaron ejerciendo sus funciones durante el gobierno de Micheletti. El Estado no depende de tal o cual persona para subsistir, cualquier funcionario puede ser sustituido sin que desaparezca la figura del Estado.

La forma en que se substituye a un presidente de la República está establecida en la Constitución, y ese fue el procedimiento que se siguió para investir a Roberto Micheletti como titular del Poder Ejecutivo, ya que como presidente del Congreso estaba en el primer lugar en el orden de sucesión para reemplazar al gobernante defenestrado, al haber renunciado el vice-presidente Elvin Santos.

Cuando la opinión pública internacional supo que en Honduras no había un gobierno militar, sino que continuaba un régimen civil con base en la misma constitución política ya era demasiado tarde. El sentido de orgullo y prestigio de los gobernantes del mundo les impidió reconocer en público que se habían equivocado. También el temor de los presidentes a ser derrocados les impidió reconocer que la sustitución presidencial se había realizado de acuerdo a las leyes de Honduras.

Una campaña mediática internacional contra Honduras, dirigida por Hugo Chávez, difamó por todos los medios a este pequeño país, acusando de salvajes violaciones de los derechos humanos al gobierno de Micheletti. Zelaya viajó por Latinoamérica desprestigiando al país que lo vio nacer.

Y como el régimen interino estaba programado para durar muy poco, siendo su principal misión tutelar unas elecciones que darían origen a un nuevo gobierno, ningún país quiso arriesgar su prestigio reconociendo a un gobierno provisional acusado de ser golpista y violador de los derechos humanos.

Pero las elecciones se realizaron exitosamente el 29 de noviembre, y hubo una transición de mando ordenada, lo que permitió a Honduras obtener el reconocimiento de su nuevo gobierno de parte de muchos países, con excepción de los países aliados de Hugo Chávez.

Estas elecciones han aliviado la tensión social producida por el derrocamiento de Zelaya, pero la amenaza contra Honduras no ha terminado aún.

El gobierno de Porfirio Lobo

Los enemigos de Honduras —internos y externos— siguen maquinando para ver como se apoderan de este pequeño país, y el gobierno de Porfirio Lobo Sosa busca apaciguar a estos enemigos concediéndoles sus peticiones y ofreciéndoles cargos en el gobierno.

El presidente Lobo se burla de los que apoyaron a Micheletti, diciendo: “esos ‘blanquitos’ ni siquiera votaron por mí”. (Lobo llama despectivamente ‘blanquitos’ a los que apoyaron a Micheletti, por las marchas en que éstos vestían de blanco en plena crisis política). El presidente Lobo se burla de los que defienden la Constitución actual, acusándolos de ser “extremistas de derecha”, ofendiendo así la dignidad nacional, esa dignidad que había levantado muy en alto el gobierno de Micheletti, oponiéndose enérgicamente al descarado intervencionismo extranjero en los asuntos internos de Honduras.

El presidente Porfirio Lobo quiso dar la apariencia de neutralidad en su campaña política, sin inclinarse a favor de ninguno de los bandos en pugna representados por Zelaya y Micheletti, pero un poco antes de realizarse las elecciones se le notó cierta simpatía por Zelaya.

Ni bien había terminado Lobo de jurar “cumplir y hacer cumplir la Constitución y sus leyes” en su toma de posesión, cuando violó su promesa al proveer de un salvoconducto a Zelaya, protegiendo así a un fugitivo de la justicia. Lobo se refería entonces a Manuel Zelaya como “el presidente Zelaya”, diciendo que “no es posible que un presidente permanezca encerrado en una embajada”. Zelaya había permanecido refugiado en lo que fue la embajada de Brasil, y lo correcto es que si quería salir libre debía haber pedido formalmente asilo político al país de su preferencia. Al referirse repetidas veces a Zelaya como ‘presidente’, y más tarde en España al decir que lo ocurrido en Honduras fue un ‘golpe’ Lobo ha puesto en duda su propia legitimidad como presidente.

Ahora Manuel Zelaya está en Santo Domingo, conspirando como siempre contra los intereses de Honduras, y contra los intereses del mismo Lobo que lo dejó salir sin pedir nada a cambio. A todo esto Zelaya no le ha mostrado ni un gramo de gratitud pública a Lobo por haberlo liberado.

Además de obtener una amnistía para delitos políticos a favor de Zelaya y sus secuaces, utilizando para ello la mayoría mecánica de diputados del partido en el poder en el Congreso, el presidente Lobo ha puesto presión en la Corte Suprema de Justicia para que restituya a unos jueces zelayistas despedidos por hacer proselitismo político, y hasta ha hablado en varias ocasiones de su disposición favorable para para realizar una consulta popular que permita convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, acción que fue el motivo para la destitución de Zelaya.

El señor Lobo ha puesto a un zelayista conflictivo —a César Ham— a dirigir el Instituto Nacional Agrario (INA) que no ha hecho sino agravar un problema de una invasión de tierras cultivadas que pertenecen al empresario Miguel Facussé. Al promover la inseguridad jurídica en el campo el gobierno de Lobo desalienta la inversión que el país necesita urgentemente.

El presidente Lobo ha llegado hasta el extremo de ofrecerse a traer personalmente a Zelaya al país, custodiándolo para que no sea capturado por la justicia.

El más reciente desacierto de Lobo ha sido denunciar una conspiración para derrocarlo, sin ofrecer prueba alguna de tal denuncia, pero al poco tiempo decidió tomarse unas vacaciones en Sudáfrica para ver el Mundial de fútbol, demostrando que él mismo no se toma muy en serio su denuncia de la amenaza de un nuevo golpe de Estado. El hecho de que estas declaraciones perjudiquen el clima de inversión del país no parece preocuparle en absoluto al irresponsable Lobo.

Y para colmo de su irresponsabilidad, cuando Porfirio Lobo dejó abandonada la administración pública no se sabía a ciencia cierta quién era el designado presidencial encargado de sustituirlo temporalmente.

El presidente Lobo apareció haciendo la denuncia de una amenaza de golpe de Estado en forma sorpresiva cuando algunos periodistas le preguntaron por las presiones que éste habría ejercido para remover al presidente de la Corte Suprema de Justicia de su puesto. A todas luces esto parece ser una maniobra distractiva de parte de Lobo.

Con sus acciones y palabras el presidente Lobo da muestras de parecerse cada vez más al depuesto Zelaya. Muchos de los que apoyaron a Micheletti también votaron por Lobo, solo para ser decepcionados por su conducta indigna una vez ocupado el cargo de presidente, ya que a pesar de que Porfirio Lobo ha hecho todo lo posible para apaciguar a sus enemigos zelayistas, éstos continúan denigrándolo. Porfirio Lobo vende barato al país, lo da todo a cambio de nada.

Si los que votaron por Lobo buscaban alejarse de la influencia de Zelaya —dado que aún Zelaya se considera miembro del Partido Liberal, mientras que Lobo ha pertenecido al derechista Partido Nacional— se encuentran ahora decepcionados por las actitudes de Lobo.

Persiste entonces un clima de incertidumbre en el país. El gobierno de Lobo no tiene una dirección clara y al parecer el fantasma de Zelaya todavía nos persigue.

5 comentarios en “A un año del supuesto golpe de Estado

  1. MAO

    Espero que no sea periodista quien escribio este articulo por que me daria verguenza decirle colega, si es un anlaista politico su posicion economica cambios despues del golpe de estado militar, al escribir erste tipo de articulos

    Responder
  2. mjbanegas

    Estado de necesidad,Sucesión constitucional, que monton de barbaridades leí por aquí…
    Que pena que hay gente que se deja mal informar y manipular sus criterios, y de paso se llevan a otros incautos bajo si mismo.

    Responder
  3. Ardegas

    @mao y @mjbanegas:

    Que pena que los "resistentes" acudan al insulto y rasgado de vestiduras en vez de intentar hacer una argumentación creíble.

    Si en algo no están de acuerdo con el artículo, arguméntenlo. Yo ya he defendido mi postura extensivamente en este sitio.

    Responder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *